¿Qué vemos cuando miramos el cielo nocturno o el sol de nuestro sistema solar? Vemos luz, y para que podamos ver cualquier objeto, este debe reflejar luz o emitirla por él mismo. El sol emite luz y la luna refleja la luz del sol, hasta aquí es muy sencillo.
Cuando miramos a las estrellas y planetas desde la tierra, lo que vemos es luz y este dato implica dos preguntas más, ¿A qué distancia está el origen de esa fuente de luz? Y ¿Cuánto tiempo tarda en recorrer dicho trayecto?
Para poder calcular estos datos necesitamos la distancia entre dos puntos más la velocidad de la luz. Solemos decir que la luz viaja a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, aunque para ser más exactos no llega a dicha cifra. La variable que determina la velocidad de la luz es el medio en el que viaja, por ejemplo, a través del espacio la luz viaja a su máxima velocidad que es exactamente de 299.792,458 k/s, a través del aire terrestre viaja a 299.708 k/s, como vemos existe una pequeña diferencia.
Entonces, ¿Cómo es posible que veamos el pasado de una estrella, planeta o incluso galaxia? Vamos a ver un vídeo en el que intentaré explicarlo de una manera visual.
Si hemos entendido el vídeo podemos deducir que, por ejemplo, si el sol desapareciese de repente, seguiríamos viendo su luz durante 8 minutos y 20 segundos hasta que nos quedásemos en total oscuridad. Esto nos hace deducir que en el minuto 8 exactamente de este teórico suceso, la imagen del sol que estamos viendo es una imagen del pasado, ya que en ese preciso instante, hace ya 8 minutos que el sol desapareció y por lo tanto, de poder estar en el mismísimo sol en ese minuto 8 no podríamos verlo, pero desde la tierra sí.
Sabemos que el sol se encuentra a 150 millones de kilómetros de la tierra, conociendo la distancia y la velocidad a la que viaja la luz a través del espacio podemos hacer el siguiente cálculo:
Velocidad de la luz + distancia = tiempo recorrido por la luz.
Ya sabemos que el momento real en el que se encuentra una estrella, planeta o galaxia depende de la distancia a la que se encuentra, por lo que también podemos deducir que estamos viendo imágenes que ya han ocurrido o incluso que podemos estar viendo, por ejemplo, imágenes de estrellas que ya han desaparecido.
Ahora démosle la vuelta a la situación, supongamos que existe otro planeta con vida inteligente y una tecnología capaz de observar con un detalle lo suficientemente alto para ver lo que ocurre en la tierra, y que se encuentra a aproximadamente a una distancia de 65 millones de años luz. Por lo que ya hemos explicado no podrían observar la tierra en tiempo real, en realidad verían nuestro pasado, concretamente a esa distancia estarían observando la tierra poblada de dinosaurios.
Todo esto son datos muy curiosos, pero no por ello observar el espacio deja de ser una puerta al pasado y oportunidades para el futuro con las herramientas que tenemos a nuestro alcance en el presente.
Somos más pequeños de los que nos pensamos, de hecho, somos súper pequeños así que prepararos para descubrir todo lo que conocemos del Sistema Solar, porque este viaje va a ser largo, y sobre todo increíble, por lo que no saldréis sin algo aprendido.
Nosotros vivimos en nuestro planeta, la Tierra, que está orbitando al Sol, que es la estrella que nos da la vida y la que nos la quitará en unos 5.000 millones de años. El llamado Sistema Solar es un grupo de cuerpos de distintos tamaños que orbitan en torno al Sol, de ahí el nombre de Sistema Solar.
El Sistema Solar se encuentra en uno de los cuatro brazos que tiene la Vía Láctea, nos encontramos en el Brazo de Orión. Los demás son el Brazo de Sagitario, el Brazo del Cisne y el Brazo de Perseo.
La flecha señala el brazo de Orión
Hay miles y millones de galaxias que se juntan formando cúmulos galácticos, uno de ellos llamado Supercúmulo de Virgo es donde se encuentra nuestra galaxia, junto a algunas más como Andrómeda, las más cercana a nosotros. A su vez hay muchos más supercúmulos en los que hay muchas más galaxias.
Nuestro Sistema Solar está formado por planetas, lunas, asteroides, cometas, planetas enanos…
Primero vamos a hablar de cómo y hace cuanto se formó el Sistema Solar. Hace 4.600 millones de años, el Sol nace en una enorme nebulosa rodeado de nubes y materia de la cual más tarde se formarían los planetas y demás cuerpos. Ese polvo que orbitaba alrededor del Sol se comenzó a unir y a formar fragmentos de roca de varios kilómetros de diámetro, a los que los llamamos “planetesimales”. Esos planetesimales se convirtieron en los planetas que hoy en día conocemos y que tanto nos llaman la atención.
Sabiendo ya como fueron creados los planetas, vamos a hablar del Sol, la enorme pero pequeña estrella que nos da vida cada día. Como dato, el Sol es una estrella “perfecta” creada por la naturaleza.
Imágen de la NASA
El Sol
El Sol lleva a cabo la fusión nuclear, el proceso en el que está continuamente transformando el hidrógeno en helio, expulsando así cantidades monstruosas de energía y calor al espacio. El problema es que cuando se le acabe ese hidrógeno, (en unos 4.500 millones de años) la estrella comenzará a expandirse convirtiéndose en gigante roja y alcanzando la órbita de Mercurio y Venus.
Cuando el Sol no pueda soportar más la fuerza de su propia gravedad, alcanzará su fase de enana blanca, ya que no tiene la suficiente masa como para explotar o convertirse en un agujero negro.
Cambiando de tema, vamos a ver los planetas: Mercurio, Venus, Tierra y Marte (planetas rocosos) y Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno (planetas gaseosos). Estos son los segundos cuerpos que mayor materia ocupan de todo el Sistema Solar (tras el Sol, que ocupa un 99,86% de la masa total).
Mercurio
Mercurio es el planeta más cercano al Sol a unos 57.910.000 km, y el más pequeño de todos. La superficie de Mercurio está repleta de cráteres formados tras la colisión de meteoritos. Ya que Mercurio tiene una atmósfera casi inexistente, los meteoritos no pueden desintegrarse en ella, creando así un planeta lleno de enormes agujeros en su superficie.
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El problema de su escasa atmósfera conlleva a otra consecuencia, la temperatura. En Mercurio, se alcanzan los 350 °C por la mañana y los -170 °C por la noche. Tarda 59 días en dar una vuelta sobre su propio eje, y 88 en hacerlo alrededor del Sol, sondas como la “Mariner 10” ya han visitado Mercurio en busca de información.
Venus
El segundo planeta de nuestro Sistema Solar y el más caliente de todos, ya que, a diferencia de Mercurio, Venus tiene una muy densa atmósfera, que hace un gran efecto invernadero cuando el calor del Sol le llega, llegando así a los 426°C por el día y los -173°C por la noche.
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Venus está casi completamente girado, y a 108.200.000 kilómetros del Sol, la vida en Venus podría haber sido posible en un pasado, pero ahora es muy complicado teniendo en cuenta la alta presión en el planeta (la equivalente a sumergirse a un kilómetro bajo el mar) y las nubes de lluvia de ácido sulfúrico. De hecho, se piensa que el Venus actual será el futuro de nuestro planeta Tierra.
Tierra
Al ser la Tierra nuestro planeta, muchos la conocemos muy bien, ¿pero conocemos realmente su origen y futuro? La Tierra se encuentra en la zona habitable del Sistema Solar, a 146.600.000 kilómetros del Sol (la zona habitable es en donde los planetas que hay ahí son propensos a albergar vida si cumplen con un número determinado de condiciones). Se cree que el origen de la Tierra sucedió hace unos 4.500 millones de años, siendo una bola de roca y magma formada por la colisión de millones de asteroides. Ahí no existía la vida aún. La Tierra es el primer planeta del Sistema Solar (contando desde el Sol) que tiene un satélite, en este caso, la Luna.
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El origen más aceptado por los científicos acerca del origen de la Luna, es cuando un gran planeta del tamaño de Marte, chocó hace miles de millones de años contra nosotros y los fragmentos despedidos al espacio colisionaron entre ellos, obteniendo así la suficiente gravedad como para tener forma esférica, así se formó la Luna.
Los primeros indicios de vida aparecieron en el mar con diminutas micro bacterias, evolucionando lentamente hasta llegar a convertirse en lo que somos hoy. Pero si queremos sobrevivir habrá que tomar medidas, ya que cuando el Sol se convierta en gigante roja nos abrasará, como si estuviéramos en un horno gigante. Como el Sol aumentará, la zona habitable del Sistema Solar cambiará, por lo que los científicos tienen a Eris (planeta enano) como nuestro nuevo hogar en caso de emergencia.
Marte
Marte, o mejor conocido desde la antigüedad como el planeta rojo, ha sido nuestro punto de mira en la busca de vida en otros planetas, y ha sido el mejor planeta en nuestro Sistema Solar para buscar la respuesta a la famosa pregunta ¿estamos solos?
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Marte es el último de los planetas rocosos, pero no por ello el menos importante. A 227.940.000 kilómetros del Sol, con una temperatura media de -50 °C, hay un pequeño planeta rojo al que hemos enviado cantidades de sondas y rovers para investigar su superficie, atmósfera, si puede haber existido vida… (recomiendo ver la entrada en la que explico una importantísima misión a Marte para los humanos, el Perseverance: https://todoespacio.es/el-rover-perseverance-llega-a-marte/ Se piensa que Marte pudo tener grandes lagos y ríos, uno de los motivos por los cuales estamos tan centrados en este planeta.
Marte tiene un característico color rojizo que le diferencia de todos los demás planetas en el Sistema Solar, y esto se debe a una abundancia de óxido de hierro en su superficie. Un dato curioso, en la Tierra (conocida como el planeta azul) los atardeceres son rojos, sin embargo, en Marte (conocido como el planeta rojo) los atardeceres son azules.
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Este hecho es irónico, y a su vez muy interesante.
El primer gigante gaseoso y el planeta más grande del Sistema Solar, a 778.330.000 kilómetros del Sol, está separado de Marte por el cinturón de asteroides que tenemos en nuestro Sistema Solar. Júpiter es uno de los planetas más brillantes en el firmamento nocturno, pudiendo ver sus cuatro principales lunas a través de unos simples prismáticos. Júpiter cuenta con unas 69 lunas, pero Ío, Ganímedes, Europa y Calisto son sus principales y más grandes lunas.
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Júpiter es un gigante gaseoso, por lo que está formado por una atmósfera en su exterior y una gigantesca envoltura de hidrógeno interna que llega hasta el núcleo, una gran esfera de roca y hielo.
Si observas Júpiter a través de un telescopio podrás ver sus bandas y zonas, grandes filas de viento y tormentas que se desplazan a enormes velocidades por el planeta. Una de sus tormentas más características es la Gran Mancha Roja, una enorme tormenta, un poco más grande que la Tierra, que posee un llamativo color rojizo y que lleva activa desde hace más de 300 años. Para más información recomiendo la entrada en la que lo explico: https://todoespacio.es/miscelanea-sobre-jupiter/
Saturno
Si nos piden que dibujemos un planeta, probablemente lo primero que dibujamos es uno con anillos, ya que es muy característico, como el gran Saturno, que tiene un enorme sistema de anillos que le orbita, desde rocas de apenas milímetros, hasta rocas de tamaños de edificios forman los famosos anillos de Saturno. Saturno cuenta con más de 200 lunas conocidas, entre las que se encuentra Titán, la mayor de ellas con una atmósfera muy gruesa que le rodea.
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Se encuentra a 1.429.400.000 kilómetros del Sol, y es sin duda un planeta muy interesante, tanto que sondas como la Pioneer 11 (la primera sonda que lo visitó), Cassini (la sonda que se desintegró en la atmósfera de Saturno al terminar su misión) e incluso la Voyager1 y la Voyager2 (las dos sondas que más lejos han llegado del Sistema Solar) se han parado a estudiar a este gran planeta.
Urano
A 2.870.990.000 kilómetros del Sol y con 27 lunas a su alrededor, una gran esfera de color aguamarina con un núcleo pequeño, que es metálico y rocoso, está formada de un manto de agua, amoníaco y metano.
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Urano tiene una inclinación de su eje de 97,77 grados, por eso gira de lado. Se cree que gira así por un pasado impacto con un cuerpo de un tamaño considerable, que le hace girar de esa forma tan extraña.
Neptuno
El último planeta de nuestro Sistema Solar es Neptuno, a 4.504.300.000 kilómetros de distancia del Sol. Tiene una estructura muy semejante a la de Urano, y vientos que pueden llegar a los 2.000 km/h, siendo los más fuertes de todo el Sistema Solar.
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Neptuno consta de 14 lunas a su alrededor y su especial color azul oscuro resalta entre todos los demás planetas. Neptuno fue descubierto hace relativamente poco, debido a su larga distancia de la Tierra.
Asteroides, cometas y planetas enanos.
Dejando atrás los planetas, ahora vamos a ir a los confines del Sistema Solar, específicamente al cinturón de Kuiper, un gran cinturón de asteroides que está más allá de Neptuno en el que se encuentran la mayoría de planetas enanos. Los planetas enanos son planetas que no cumplen alguno de los tres requisitos para serlo. Ellos son que tienen que tener el tamaño suficiente, no tienen que tener ningún objeto en su órbita y tienen que tener la suficiente masa como para ser cuerpos esféricos.
Plutón cumplía todos ellos excepto el de limpiar su órbita ante otros cuerpos, por lo que en el 2006 se le estableció como planeta enano. Algunos planetas enanos del cinturón de Kuiper son: Haumea, Plutón, Makemake, Eris…
El Sistema Solar es prácticamente nuestro hogar, aunque es muy grande, ¿o no? El universo es colosalmente grande, por lo que solo somos una diminuta gota en un enorme océano de estrellas y galaxias.
Como ya algunos saben, Marte consta de dos pequeñas e irregulares lunas orbitándole a su alrededor. Estas dos pequeñas rocas son Phobos y Deimos, Phobos es el más grande y cercano a Marte, y Deimos el más pequeño y lejano, pero antes de listar todas sus increíbles características, dejarme explicar el origen de estos pequeños satélites.
Agosto de 1877, Asaph Hall, astrónomo estadounidense, descubre los dos pequeños compañeros de Marte, pero hasta hace poco no se conocían sus orígenes. Debió de ser una tarea muy complicada para Asaph Hall el hecho de descubrir las lunas de Marte, porque Phobos tiene 11,267 km de radio y Deimos 6,2 km. Haber conseguido observarlos a aproximadamente unos 55 millones de km con un telescopio tan antiguo tiene su mérito.
Asaph Hall
La teoría más aceptada sobre el origen de estas pequeñas lunas es la siguiente: Entre Marte y Júpiter se encuentra un gran cinturón de asteroides, por lo que la enorme gravedad de Júpiter envió hacia la órbita marciana pequeños asteroides, pero dos de ellos fueron atrapados por la gravedad de Marte, dando resultado a Phobos y Deimos orbitando a su alrededor.
Pero hay un problema. Phobos, su luna más cercana, se acerca 1,8 metros cada cien años a Marte, abriendo las puertas a dos posibilidades en un futuro. Phobos podrá colisionar con Marte acabando con todo lo que haya en él, o bien, la gravedad de Marte podría destrozar en fragmentos a su luna antes de caer, formando así un gran anillo a su alrededor en 50 millones de años. Por el contrario, Deimos se aleja cada vez más de Marte, por lo que no es raro de esperar que en el futuro deje de ser su luna.
La contaminación lumínica es un tipo de contaminación que cada vez afecta más a los astrónomos y gente aficionada que sale a ver las estrellas.
Este tipo de contaminación se produce normalmente en ciudades o cerca de ellas en las que se produce mucha luz de los hogares y calles, de tal manera que el brillo que emiten esas luces, en vez de reflejarse en el suelo se emite hacia el cielo, de forma que parece que se vuelve de un color más amarillento y nos impide la visibilidad de las estrellas.
Este es un ejemplo de contaminación lumínica:
En esta imagen podemos ver como se ha formado una especie de nube gigante de color amarillo por encima de la ciudad.
Por ejemplo, en la siguiente imagen vemos que nivel de contaminación lumínica hay en distintas ciudades:
El aumento de contaminación lumínica sube cada vez más y en todo el mundo. Se están fabricando ayudas para los aficionados a la astronomía que tienen telescopios, ya que existen unos filtros para quitar gran parte de contaminación lumínica, que vienen muy bien para cuando vas a hacer astrofotografía desde una ciudad.
Este es el aumento de contaminación lumínica en el mundo entero.
No solo es molesta para la observación espacial, sino que la contaminación lumínica también puede provocar grandes problemas de salud como estrés, alteraciones del sueño, fatiga…
El telescopio espacial Hubble, es un telescopio de la NASA que orbita nuestro planeta desde el año 1990, ya que se lanzó el 24 de abril de ese mismo año.
La razón por la que se envían telescopios al espacio es debida a que aquí, los telescopios que tenemos no llegan a ofrecernos la nitidez que se nos ofrece en el espacio ya que la atmósfera influye mucho en esto, porque absorbe parte de la radiación que nos permite observar correctamente el firmamento.
Dicho esto, estas son algunas de las imágenes más impresionantes que ha logrado captar el Hubble.
1. “Galaxia del Sombrero” o “Messier 104”
Esta galaxia tan impactante se encuentra en la constelación de Virgo y tiene una magnitud aparente de 8,98, lo que significa que no es visible a simple vista. Se encuentra a unos 28 millones de años luz de aquí y posee 50.000 años luz de diámetro, un poco más de la mitad de diámetro de nuestra galaxia.
Fue descubierta en el año 1781 por el astrónomo Francés Pierre Méchain, quien se hizo amigo de Charles Messier, que fue el creador del famoso catálogo Messier. Este nos ofrece cantidades de cuerpos espaciales, incluidos algunos objetos visibles desde el hemisferio norte.
2. “Messier 106”
Descubierta también por Pierre Méchain, de nuevo en el año 1781. Esta fantástica galaxia espiral, se encuentra en la constelación de Canes Venatici a 24 millones de años luz. Su magnitud aparente es de 9,1.
Su diámetro está comprendido entre 50.000 y 150.000 años luz. Esta increíble imagen de la galaxia fue coloreada desde la Tierra por Robert Gendler y Jay GaBany, ya que la imagen que captó el Hubble no tenía datos suficientes.
3. “Nebulosa del Anillo” o “Messier 57″
Esta gran nebulosa, es una nebulosa planetaria ubicada en la constelación de Lyra y tiene una magnitud aparente de 8,8. Esta nebulosa planetaria fue descubierta en el año 1779 por el astrónomo francés Antoine Darquier. Está cerca de unos 2300 años luz de distancia a la Tierra, y su diámetro es de un poco más de un año luz aproximadamente.
En su interior posee una estrella enana blanca y se cree que esta nebulosa son los restos de la explosión de una estrella similar al Sol.
4. “Nebulosa de la Laguna” o “Messier 8″
Esta nebulosa con magnitud aparente de 6, se encuentra en la constelación de Sagitario a unos 5.200 años luz de distancia. Fue descubierta en el año 1654 por Giovanni Battista Hodierna, un astrónomo italiano.
Se puede ver con prismáticos como una borrosa nube blanca y se pueden distinguir débilmente algunas zonas más oscuras. Con un pequeño telescopio ya se puede lograr a ver mejor y con más detalle.
5. “Galaxia de Andrómeda” o “Messier 31″
La galaxia de Andrómeda, ya hablada en antiguas entradas, es una gran galaxia ubicada en la constelación de Andrómeda a 2’5 millones de años luz, se encuentra con nosotros en el cúmulo galáctico local y es la galaxia más cercana a la nuestra. Se cree que dentro de muchos miles de millones de años colisionará con nuestra galaxia creándose una única.
Esta imagen captada por el telescopio Hubble, es un fragmento de la galaxia a muy alta definición y la cantidad de estrellas que se pueden observar es muy grande. Su magnitud aparente es de 3,1 y el mejor mes para observarla es noviembre. Debido a que es un objeto muy fácil de ver en el firmamento nocturno es difícil saber quién fue la primera persona en observar esta galaxia.
Estas solo han sido 5 imágenes del Hubble, pero hay muchísimas más que recomiendo verlas porque son increíbles. El Hubble ya lleva 30 años en órbita de la Tierra y esperemos que siga tomando fotografías tan interesantes.
Hay que tener en cuenta en qué momento del año se pueden observar algunos de los siguientes objetos, porque no todos son siempre visibles, así que si quieres observarlos deberías informarte antes de si son visibles en el momento en el que los vayas a ver.
1. La Luna.
La Luna es el satélite natural que nos orbita y se puede ver en todas las épocas del año excepto cuando está en Luna nueva. La distancia mínima que nos separa de la Luna es de 356.410 km, y la máxima de unos 406.700 km. Se puede ver a simple vista sin problema, incluso se pueden ver fácil y perfectamente sus manchas y cráteres.
Ya se puede empezar a ver más detalle en su superficie a través de unos prismáticos, como por ejemplo algunas manchas o cráteres que a simple vista no somos capaces de ver bien.
Aunque con un telescopio se vean más detalles que con unos prismáticos, no significa que tampoco merezca la pena disfrutar de la Luna a simple vista o con prismáticos.
2. Júpiter.
Ya comenzamos a observar planetas, y Júpiter es uno de los mejores para empezar a mirar estos cuerpos.
Júpiter, además de ser el planeta más grande de todo el Sistema Solar, es uno que brilla mucho en el firmamento, ya que este planeta tiene una magnitud aparente de -2,9 que es mucho, ya que el máximo que podemos llegar a ver a simple vista es una magnitud de 6.
A través de unos prismáticos se pueden llegar a apreciar algunas de sus lunas como pequeñas estrellas a los lados de Júpiter, aunque ya se nos dificulta ver algunas de las bandas del gigante, ya que para esto acudiremos al telescopio, que nos permitirá ver tenuemente varias franjas y diferenciar el color de estas respecto al del planeta.
Vista aproximada de Júpiter a través de unos prismáticos.
3. Saturno.
También, aunque no parezca posible, se puede ver al famoso planeta anillado a través de instrumentos astronómicos.
Por unos prismáticos es bastante difícil poder diferenciar los anillos de Saturno rodeando el gran planeta, pero esto si es posible con un telescopio. Antes de explicártelo, déjame decirte que Saturno no brilla tanto como Júpiter en el firmamento ya que tiene una magnitud aparente de 0,24 pero igualmente se ve bastante brillante.
Por un telescopio se pueden llegar a apreciar en el planeta sus anillos rodeándole, y tal vez, el espacio que los separa de la gran esfera gaseosa.
Vista aproximada de Saturno a través de un telescopio.
Observarlo es una bonita experiencia que no te puedes perder.
4. La Vía Láctea.
Nuestra galaxia también se puede ver a simple vista desde cielos despejados y alejados de la contaminación lumínica.
Si la observas desde el lugar adecuado, se podrá ver como una nube con un tono blanquecino recorriendo el cielo, pero si te fijas bien, esa “nube” de color blanco, son en realidad montones de estrellas esparcidas por el firmamento nocturno.
No es necesario el uso de instrumentos astronómicos para ver la Vía Láctea, ya que a simple vista se pueden llegar a ver muchos detalles. En el hemisferio norte, junio y julio son los mejores meses para observar nuestra galaxia. En el hemisferio sur, abril está bien para empezar a observar la Vía Láctea.
Un dato curioso es que nuestro sistema solar se encuentra en el Brazo de Orión, un brazo espiral de nuestra gigantesca galaxia.
5. El Gran Cúmulo de Hércules.
Ya vemos objetos más profundos, pero no por ello se van a dejar de poder observar, como en este caso el Gran Cúmulo de Hércules.
El Gran Cúmulo de Hércules, es un cúmulo estelar globular que contiene cerca de unas 300.000 estrellas. (Un cúmulo estelar globular es un grupo de estrellas que se han atraído entre sí por su propia gravedad, hay dos tipos de cúmulos estelares: cúmulo globular y cúmulo abierto o galáctico) Se ubica en la constelación de Hércules, con una magnitud aparente de 5’8 y se encuentra a 22.180 años luz de distancia.
Se puede ver con prismáticos o telescopio fácilmente y se verá como una pequeña nube redonda que, si te das cuenta, son miles de estrellas juntas que le dan esta forma.
Vista aproximada del Gran Cúmulo de Hércules a través de un telescopio.
6. Andrómeda.
Andrómeda es nuestra galaxia más cercana, y es casi 60.000 años luz más grande que la nuestra. Se encuentra a unos 2,537 millones de años luz de distancia. Es visible a simple vista en cielos despejados y alejados de la contaminación lumínica y se ve como una mancha borrosa de color blanco no muy grande a simple vista en el cielo.
Ya con unos prismáticos se verán más detalles de esta gran galaxia y se notará en ella un poco más de brillo.
Vista aproximada de Andrómeda a través de unos prismáticos.
Si apuntamos a Andrómeda con un telescopio, podremos ver más estrellas en ella. Esta galaxia contiene sobre un billón de estrellas, aunque con un telescopio solo vamos a poder ver su parte interior, no la lograremos observar entera ya que ocupa más tamaño de lo que se puede ver con uno.
Lo que tiene de bueno esta galaxia es que es muy fácil de encontrar sabiendo que se encuentra en la constelación de Andrómeda y tiene una magnitud aparente de 3’4.
7. Las Pléyades.
Las Pléyades o también conocidas como las Siete Hermanas, es un grupo de estrellas de la constelación de Tauro que se encuentra a 444,2 años luz de distancia. Está formado de 500 a 1.000 estrellas y es posible ver a simple vista o incluso en cielos con contaminación lumínica ya que tiene una magnitud aparente de 1’6 y es muy fácil de encontrar.
Estas estrellas son un cúmulo estelar abierto, y estas son sus 7 principales estrellas, de ahí que las conozcan como las Siete Hermanas.
Con unos prismáticos se pueden llegar a apreciar muchas estrellas que no son visibles a simple vista cuando observas las Pléyades, pero con un telescopio es posible llegar a ver un poco de nebulosidad rodeando las estrellas.
8.La Nebulosa de Orión.
Ya hablé de esta magnífica nebulosa de la constelación de Orión, y desde luego, es una de las más bonitas y fáciles para ver.
Se encuentra a 1.344 años luz de distancia y tiene una magnitud aparente de 4, lo que significa que se puede ver como una diminuta nube a simple vista, pero con unos prismáticos se puede ver la forma que tiene esta nebulosa y algunas estrellas en su interior.
Con un telescopio se puede llegar a apreciar que la estrella que está exactamente en su centro, realmente son 4, pero parece que es una sola estrella debido a que están situadas muy cerca las unas de las otras y son 2 estrellas dobles.
Vista aproximada de la Nebulosa de Orión a través de un telescopio.
Es muy fácil de encontrar, ya que se ubica al sur del Cinturón de Orión, y sabiendo eso ya la puedes diferenciar de las demás estrellas.
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